Entre las habituales baladas clásicas y los ritmos discotequeros, el sector freak de Eurovisión sigue ganando adeptos, y a la final que se celebrará en Belgrado concurren un pavo irlandés, una granja bosnia con gallo incluido, un veterano rapero croata y un grupo de piratas letones.
De los 43 países representados todavía no han concluido el proceso de selección Alemania, Suecia, Francia o España —que tiene entre los candidatos a rarezas como Rodolfo Chikilicuatre—, pero la muestra ofrecida por los ya confirmados para participar este año confirma que la corriente iniciada por el austríaco Alf Poier en 2003 tiene cada vez más tirón.
Poier desplegó en Tallin, bajo el título de Weil der Mensch zählt (Porque el ser humano cuenta), cabezas de animales, melodías descacharradas y coristas gritonas que, sin embargo, obtuvieron un digno sexto puesto y sentaron un precedente que ahora exploran numerosos países.
Uno de los participantes más estrambóticos de esta edición viene desde Irlanda y es el publicitado pavo "Dustin the Turkey", una marioneta que gluglutea la canción Irlande, Douze Pointe (Irlanda, doce puntos).
Es la estrategia radical de un país que acapara el récord de victorias en Eurovisión (siete), pero que radicaliza su apuesta tras quedar en último lugar en Helsinki el año pasado.
También un gallo pasea en el show que ha organizado el representante de Bosnia-Herzegovina, que con el pegajoso nombre de Laka fue elegido de manera interna por su país y sorprendió la noche del martes al presentar su canción Pokusaj (Intenta).
Con el hip-hop pujando en las listas internacionales, Croacia ha decidido imitar a su manera este fenómeno con un anciano que, con el nombre de 75 Cents y junto a Kraljevi Ulice, representa a su país con una mezcla de acordes balcánicos y rap titulada Romanca.
No del Caribe sino de Letonia vienen Pirates of the Sea, que despliegan un vestuario digno del Capitán Garfio y sus secuaces con su canción Wolves of the Sea, que hermana como puede unas coreografías y ritmos discotequeros al estilo del grupo de los noventa Aqua con gritos de guerra pirata.
En menor medida, también destaca el circo estonio de dos pseudopayasos llamados Kreisiradio con su tema Leto Svet, la femme Fatal chipriota llamada Evdokia Kadi o el bielorruso Ruslan Alehno interpretando una canción titulada Hasta la vista.
Pero dado que Eurovisión vive horas bajas en popularidad y busca un nuevo público fruto de una nueva mentalidad y nuevos canales de difusión, todo puede suceder en Belgrado, tanto en las semifinales que se celebran el 20 y el 22 de mayo como en la final, el día 24.
El festival, que mantiene a duras penas su antigua condición de fenómeno de masas, aspira ahora a convertirse en un fenómeno de culto, de referencia para las tribus cibernéticas o para amantes de lo kitsch.
Así, este año los votos han afrontado nuevos derroteros, como la exitosa elección de España, que elige a su representante este sábado, de popularizar la concurrencia a través del MySpace.
La página web oficial del certamen se hace eco de los blogs de los fans, ha llegado a un acuerdo con YouTube para emitir las actuaciones de los finalistas —entre ellos el dúo Lorena con el tema Piensa gay— y, de nuevo, volverá a contabilizar votos por SMS.
Ante tanta interactividad y tanto "freak", la incertidumbre se cierne sobre las apuestas musicalmente sólidas de países como Inglaterra, con la canción de funk Even If, de Andy Abraham; la balada operística a lo Andrea Bocelli de Rumania, con Nico y Vlad Mirita, llamada Pe O Margine De Lume, y canciones de corte clásico como la de Noruega, pop actual como el llegado de Dinamarca o temas acústicos como el de Israel, compuesto por Dana Internacional.
Los países que todavía no han presentado sus finalistas o aquellos que tengan elegido al intérprete pero no la canción tienen hasta el 17 de marzo para hacerlo.
Ese día es el que finalmente ha elegido para presentar el suyo el país anfitrión, Serbia, tras posponer su final oficial debido a la inestabilidad política propiciada por la independencia de Kosovo, que se intentará, en la medida de lo posible, que no acabe siendo la gran protagonista
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